viernes, 25 de abril de 2014

¡Se comporta así porque está celos@!


     Cuando nace un siguiente hij@, suelen producirse en el (o los) herman@ mayor, algunos cambios de comportamiento no siempre positivos. Por ejemplo, podría manifestar agresividad, desinterés, falta de colaboración, incremento de las rabietas, etc. Cuando esto pasa, muchas veces lo primero que decimos los padres es "¡está celoso!"
     
    Sin embargo, no siempre es lo más acertado atribuir a los celos la única o principal causa de su actuar, puede resultar una versión “abreviada e inexacta de lo que ocurre” (Bowlby). Qué tal si tomamos un poquito más de tiempo para realizar una mejor evaluación de lo que sucede con nuestro hij@ mayor, buscando otras posibles causas. Por ejemplo, 
   1. No hay quien atienda de forma personalizada y suficiente al niño mayor, debido a todo el esfuerzo que demanda el bebé y/o por falta de organización en la familia para atender sus normales deseo de compartir el juego con alguien, de ser escuchado, etc. Esto NO es celos, simplemente es una necesidad de atención que no está siendo satisfecha. Si esto es lo que sucede, planificar momentos o actividades diarias específicas con el hijo mayor puede ser una respuesta bastante efectiva para ayudarlo a sentirse mejor y modificar su comportamiento. Esto se lo puede lograr con una adecuada organización entre la pareja (Ej. cuando llega el padre a casa dedicar un tiempo específico a jugar con el hijo mayor, asumir la rutina de acostarle, etc.) o con ayuda de terceros (Por ejemplo, pedir a la abuela, un tío o prima mayor que dedique tiempos para visitar y jugar con el hijo mayor mientras la familia se reorganiza con las nuevas rutinas que demanda el nuevo bebé). Puede parecer imposible encontrar tiempos para este fin, pero si se lo logra, sin duda los efectos serán positivos para todos en casa.

     Asimismo, animarlo a participar todo lo posible en las actividades de atención al bebé, reconociendo y valorando su esfuerzo, su interés, su intención, etc., es otra forma de brindarle atención, aunque ello no es suficiente si faltan los espacios específicos para él y sus intereses.

 2. Necesidades fisiológicas insatisfechas del hijo mayor que lo motivan a comportarse de forma inadecuada. Por ejemplo, hambre, sed, sueño, falta de descanso, problemas de salud,  etc. Cuando nace otro bebé es muy normal que se afecte la rutina diaria de la familia y los niños suelen ser muy sensibles a este tipo de cambios. Si la hora de su almuerzo está cambiando o de su fruta /cereal o de su siesta, o la hora de acostarse en la noche, etc. esto lo puede poner irritable y moverlo a cambiar su comportamiento, pero no es en sí por el nuevo bebé, sino, nuevamente, por necesidades que requieren ser satisfechas. Para ello conviene que la pareja se esfuerce por planificar lo mejor posible cómo mantener las rutinas del hijo mayor o cómo cambiarlas de manera ordenada y explicándole al niño cómo se va a proceder, haciéndole en lo posible parte de ese proceso de reorganización familiar. Nuevamente, si es necesario ayuda de terceros para lograrlo, ¡bienvenidos!
3.  Otras pautas de crianza o relacionamiento entre la pareja, padres-hijos que ya estaban presentes desde antes del nacimiento del bebé y no son saludables. Por ejemplo, métodos disciplinarios inadecuados, conflictos irresueltos en la pareja, etapa de duelo, etc. Si bien la presencia del nuevo bebé puede influir en que estas situaciones se compliquen o evidencien en mayor grado sus efectos, el atribuir a los celos no es lo mejor y la solución para ello es un trabajo bastante más a fondo a nivel familiar, a veces, con ayuda de terapia. 
    ¡Si trabajamos mejor en evaluar las causas del comportamiento de nuestros hijos, seremos más eficaces en las soluciones que emprendamos!
  Y, ¿preguntarle al niñ@ qué pasa o qué le preocupa, en un momento tranquilo de empatía y acogimiento? ¡Por supuesto! Por breves o sencillas que sean sus respuestas, sin que seamos nosotros los que ponemos palabras en su boca,  seguro nos darán luces de cómo está evaluando lo que ocurre,  cómo se está sintiendo, es decir, qué es lo que le motiva a asumir como respuesta la conducta inadecuada. De hecho, todos en casa podrían necesitar hablar de cómo se sienten frente a los cambios que se viven. Muchas veces se asume que "todos están felices" o cada uno interpreta a su manera lo que le pasa al otro o por qué actúa así. Si el niño ve que su mamá puede expresar que se siente agotada, quizá frustrada, etc., o a su papá hablar de lo que experimenta, sentirá que también puede hacerlo a su propio nivel y ritmo. (Este tema de hablar sobre los sentimientos frente al nuevo bebé es extenso... ¡lo dejemos para otra vez...!)

    En conclusión, "está celoso" claro que es una respuesta válida, pero muchas veces puede ser simplemente un "cliché" que no ayuda mucho en las soluciones que emprendamos.
 
Aplicación de Bowlby, El apego y la pérdida, Volumen II, p. 157-180.

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