A René...
Hoy estamos aquí:
Reconociendo nuestros mundos y sus diferencias,
Nuestros sueños y sus congruencias,
Pensando…
Y le pregunta cada uno a cerebro
Si acaso sus decretos aceptarán infracciones
sin aparentes por qué’s,
Si logrará conmover sus reglamentos
y añadir cláusulas de amparo.
Le pregunta cada uno a su cuerpo “rutinado”
Si conseguirá moverse a horas distintas
O detenerse cuando quiera correr,
Si aceptará otros ritmos, otras prisas,
Ajenos a los impulsos del propio amanecer.
Y le pregunta cada uno a su mirada circular
Si podrá identificar rombos en las nubes
O transversales en la oscuridad,
Si a las viejas cataratas que a las razones cubren,
Logrará arrancarlas con uñas de sal.
Al estómago también se le pregunta
Sobre el nivel de fortaleza de sus frágiles fibras,
Si podrá resistir con abrazos de espuma
Cazuelas repletas de mil golosinas
Jamás parecidas a los arroces de luna,
Cocidas por manos divinas.
Cada uno se pregunta pero las respuestas tardan…
Solo sé que quiero enfrentar mi mundo contigo,
Al abrigo de tu piel, y al costado de los ríos y mares que bañan tu vida.
Y quiero que enfrentes tu mundo conmigo,
Recogido en mi cuerpo y resguardado por mis nubes y montañas,
Pues,
El amor impedirá que el caudal crezca y nos inunde
Y que la marea anegue la razón,
Que la marea apague sin piedad la lumbre,
Y la aridez arranque el verdor del corazón.
Hoy estamos aquí:
Reconociendo nuestros mundos y sus diferencias,
Nuestros sueños y sus congruencias,
Pensando…
Y le pregunta cada uno a cerebro
Si acaso sus decretos aceptarán infracciones
sin aparentes por qué’s,
Si logrará conmover sus reglamentos
y añadir cláusulas de amparo.
Le pregunta cada uno a su cuerpo “rutinado”
Si conseguirá moverse a horas distintas
O detenerse cuando quiera correr,
Si aceptará otros ritmos, otras prisas,
Ajenos a los impulsos del propio amanecer.
Y le pregunta cada uno a su mirada circular
Si podrá identificar rombos en las nubes
O transversales en la oscuridad,
Si a las viejas cataratas que a las razones cubren,
Logrará arrancarlas con uñas de sal.
Al estómago también se le pregunta
Sobre el nivel de fortaleza de sus frágiles fibras,
Si podrá resistir con abrazos de espuma
Cazuelas repletas de mil golosinas
Jamás parecidas a los arroces de luna,
Cocidas por manos divinas.
Cada uno se pregunta pero las respuestas tardan…
Solo sé que quiero enfrentar mi mundo contigo,
Al abrigo de tu piel, y al costado de los ríos y mares que bañan tu vida.
Y quiero que enfrentes tu mundo conmigo,
Recogido en mi cuerpo y resguardado por mis nubes y montañas,
Pues,
El amor impedirá que el caudal crezca y nos inunde
Y que la marea anegue la razón,
Que la marea apague sin piedad la lumbre,
Y la aridez arranque el verdor del corazón.
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