La avecilla y el palomo…
¿Qué ha hecho esa traviesa avecilla?
¿A dónde se fue para buscar alegrías?,
¿No estaba contenta con su inquieto revolear,
Sumida en el silencio de su alma al soñar?
Con la luna coqueteaba, observándose en su espejo,
Escondiéndose en las nubes y recogiendo su reflejo,
En compañía de una niña trepaba los cerezos
Y su falta de “algo”… se olvidaba en los vientos…
Un día descubrió unas huellas en el aire…
Diferentes a las suyas, y parecerían llamarle,
Curiosa las siguió con el miedo de extraviarse
Y perder la ruta del hogar, si se borrasen.
Al otro lado de una estrella un palomo se movía
Abriendo bien sus alas con gran alevosía
Se esforzaba porque el viento desprenda sus plumillas
Y escriba con ellas, lo que el corazón le decía…
La avecilla siguió la ruta de las plumas,
El palomo no paraba de agitar su vuelo
De pronto se encontraron y asombrados se dijeron
¿no eres el sueño que tejí solitario/a tras los cerros?
Volaron largo tiempo prendiendo sus inciensos,
Absortos del aroma que lograban respirar
No sabían que al quemarlo los cenizos secretos
Asomaban sin decreto…
Y podían al fuego sin quererlo…, apagar.
El temor estuvo a punto de tumbarlos
Y hacerlos olvidar en las nubes sus caricias,
Mas su fe en el Dios del fuego y las cenizas
Abrió para sus ojos una nueva premisa:
“Podremos avanzar si a amar aprendemos
aceptando los secretos que se rebelan en los días
gozando la ternura de nuestros silencios
y construyendo el proyecto que une nuestras vidas”
Fueron entonces a buscar un nido,
Para llenar juntos ese espacio vacío,
Un pino fue perfecto y les dio abrigo,
Hoy habitan en él construyendo su destino.
Con amor, Vero y René
¿Qué ha hecho esa traviesa avecilla?
¿A dónde se fue para buscar alegrías?,
¿No estaba contenta con su inquieto revolear,
Sumida en el silencio de su alma al soñar?
Con la luna coqueteaba, observándose en su espejo,
Escondiéndose en las nubes y recogiendo su reflejo,
En compañía de una niña trepaba los cerezos
Y su falta de “algo”… se olvidaba en los vientos…
Un día descubrió unas huellas en el aire…
Diferentes a las suyas, y parecerían llamarle,
Curiosa las siguió con el miedo de extraviarse
Y perder la ruta del hogar, si se borrasen.
Al otro lado de una estrella un palomo se movía
Abriendo bien sus alas con gran alevosía
Se esforzaba porque el viento desprenda sus plumillas
Y escriba con ellas, lo que el corazón le decía…
La avecilla siguió la ruta de las plumas,
El palomo no paraba de agitar su vuelo
De pronto se encontraron y asombrados se dijeron
¿no eres el sueño que tejí solitario/a tras los cerros?
Volaron largo tiempo prendiendo sus inciensos,
Absortos del aroma que lograban respirar
No sabían que al quemarlo los cenizos secretos
Asomaban sin decreto…
Y podían al fuego sin quererlo…, apagar.
El temor estuvo a punto de tumbarlos
Y hacerlos olvidar en las nubes sus caricias,
Mas su fe en el Dios del fuego y las cenizas
Abrió para sus ojos una nueva premisa:
“Podremos avanzar si a amar aprendemos
aceptando los secretos que se rebelan en los días
gozando la ternura de nuestros silencios
y construyendo el proyecto que une nuestras vidas”
Fueron entonces a buscar un nido,
Para llenar juntos ese espacio vacío,
Un pino fue perfecto y les dio abrigo,
Hoy habitan en él construyendo su destino.
Con amor, Vero y René
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