Cada vez voy confirmando que mi vocación en la que vibro, en la que se integran varias capacidades, recursos, anhelos, principios y esperanzas, tiene que ver con aportar a que personas de diferentes características sociales, culturales, niveles académicos, etc., puedan acceder a conocimientos sobre sí mismos y la vida que les ayude a vivir más plenamente su existencia. Sí, con mayor alegría, con algo más de paz, de confianza, de sabiduría...
Esto se concreta en compartir mis propios hallazgos desde mi fe, desde la terapia familiar traida a la cotidianidad... desde mis propios enlaces entre estas dos cosas y mi experiencia vital, mis descubrires frutos de meditaciones a solas, autoexploraciones, contemplaciones quietas y cobijadas de ternura a personas sustanciales en mi vida (mi esposo, tierna bebé, familia, amigos)...
Desde todo esto se va tejiendo discursos que pretenden ser en algo liberadores, en algo transformadores...
Y cada vez descubro que esto lo puedo compartir mejor en trabajos grupales como talleres, grupos de apoyo, quizá más que en terapia individual, porque en lo grupal las personas pueden venir más libres, con menos "estigmas" de ser problemas, con más disposición a aprender juntos, a mirarse en el otro, todo esto sin necesariamente exponerse.
Parte de mis propios aprendizajes de vida han surgido así, también me he expuesto, y ha sido fundamental, pero no siempre, mucho he crecido aprendiendo de los demás, de libros, de conferencias, talleres, películas, canciones, socio dramas, juegos de roles, en fin.
Y haciendo esto, pretendo aportar en algo a mi país, desde esta función en el mundo.
Parece que esto es mi "signo", es mi "verbo" como dice aquella canción de Silvio... para hacerlo bien, "con virtud", "pero ay amor, ay amor... hacerlo siempre de corazón... " y sin quemarse el corazón..., hallando un equilibrio entre dar y recibir, si no, es empezar a morir...
Esto por ahora, así con mis descubrimientos vocacionales...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me interesan tus comentarios!