Comparto a continuación algunas conclusiones que surgieron durante un primer encuentro con el grupo de apoyo conformado por 5 personas que se encuentran en cuarentena:
- Las familias con niños pequeños así como aquellas que antes de la cuarentena ya constituían núcleos independientes pero que se juntaron entre dos o más para ofrecerse ayuda con el cuidado de los niños, están afrontando dificultades importantes para la convivencia, debido a alguna(s) de las siguientes razones: (además de las tensiones económicas y de salud propias de esta pandemia)
* No hay o son muy pocos los espacios de soledad de los miembros de la familia, no hay momentos de silencio o quietud que faciliten la instrospección, es decir el mirarse a sí mismo, evaluarse, identificar sus sentimientos y necesidades. Esto dificulta que cada uno encuentre formas propias de recuperar su equilibrio emocional. Así también, los mecanismos habituales que cada miembro pudo haber tenido para sentirse mejor, como hacer deporte, salir con amigos, u otra, no están disponibles en las condiciones actuales y no han sido reemplazados con otras acciones de similar efecto, lo que acrecienta la irritabilidad, la intolerancia, y en algunos casos, también alimenta la violencia.
* La cantidad enorme de trabajo que implica la rutina diaria (cocina, aseo, etc.) combinada con el teletrabajo y teleestudio, ha incrementado significativamente los niveles de cansancio y estrés de algunos de los miembros, cuanto más en aquellos hogares donde estereotipos y codtumbres machistas dificultan la distribución más equitativa de funciones. El agotamiento, la falta de sueño, también alimentada por las preocupaciones económicas incrementan las dificultades para convivir.
* Los espacios sobre los que cada miembro de la pareja o familia tenía poder de decisión, explícito o implícito, ahora son objeto de obseración y comentarios de los demás quienes opinan sobre qué, cómo y cuándo deben hacerse las cosas. Por ejemplo, si la esposa decidía diariamente sobre qué cocinar, a qué hora, etc., ahora su pareja opina y esto resta capacidad de decisión libre sobre el actuar diario, forzándose una "negociación" que antes no era necesaria, que no siempre es fácil y suele generar desgaste en las relaciones.
* Muchas de las rutinas previas a la cuarentena se perdieron (la hora de levantarse, de hacer las tareas del hogar, de las comidas, de descanso, etc., ya no funcionan en este momento) y no se han generado aún otras rutinas que incorporen las nuevas necesidades. Esto provoca mucho estrés, desorganización y agotamiento, y las rutinas que se han ido gestando en varios hogares van incorporando solo lo urgente; sin embargo, otras necesidades "menos visibles" como las de atención y juego de los niños, aún no son incorporadas a la rutina, y son poco atendidas.
Con base a estos primeros diálogos construimos en el grupo algunas pautas para seguirlas trabajando en cada familia:
- Intencionar espacios de soledad para cada miembro, diarios si es posible, donde pueda separarse momentáneamente de los demás para simplemente estar tranquilo, quieto, haciendo algo que le gusta personalmente, pensar, orar, leer, cantar o cualquier actividad que le es de utilidad para recuperar su sensación de equilibrio personal y reconectarse consigo mismo.
Estos espacios deben ser aceptados y respetados por los demás, no vistos como símbolo de enojo, o de buscar romper la relación, sino más bien como espacios necesarios para facilitar la convivencia. Las familias que tienden a ser de tipo "aglutinadas" tienen más dificultades para permitir estos espacios, sin embargo es posible reaprender.
- Replantear una rutina viable que recoja la atención a las necesidades de todos los miembros de la familia. Está nueva rutina debe ser altamente flexible más, sin embargo constituir una guía clara sobre cómo organizar los horarios y las actividades de modo que se haga todo lo que esté en las manos propias para que niños, jóvenes, adultos y adultos mayores que conviven reciban lo necesario para su bienestar físico y emocional, sin que alguien se esté sobrecargando. Es importante que esta nueva rutina sea distinta para lunes a viernes y otra para los sábados y domingos. Introducir una dosis de variedad en la vida es fundamental. Así también, introducir en la rutina momentos de compartir juntos, ya sea para oración, para valorar lo bueno que han logrado u ocurrido en el día, para agradecer por lo que se tiene, o para distracción conjunta, es muy importante.
El replantearse la rutina también implica replantearse los roles y funciones de cada miembro, es decir, si antes el padre no cuidaba de los niños en el día, quizá ahora puede hacerse cargo de ellos también en los momentos en que no trabaja, asumiendo un rol de cuidador que antes no lo tenía. La hermana mayor puede asumir el rol de "facilitadora de educación" con respecto al teleestudio de los hermanos menores, y así sucesivamente. Esta reasignación de roles implica aceptar generosamente el servirse el uno al otro y requiere respeto del otro para no criticar sus métodos y formas, salvo si estos atentan contra los derechos de los demás.
- Las familias que se han unido entre sí por la cuarentena (Ej. Hijas con sus propios hijos o pareja que han retornado a la casa de sus padres) necesitan procurar respetar la propia organización y costumbres de cada núcleo familiar evitando críticas y observacioens sobre su forma de hacer las cosas y métodos de crianza. Los temas a los que se debe dar atención mediante el diálogo, sin embargo, son aquellos en los que se percibe irrespeto hacia los demás o generan dificultad para que los otros satisfagan sus propias necesidades.
En los próximos encuentros estaremos trabajando más detalles sobre cómo convivir durante esta etapa de la vida.
Importante: Si deseas ser parte de un grupo de apoyo, escríbeme y cuadramos horarios. En cada grupo dialogamos alrededor de los temas que son de interés para sus integrantes, y por tanto, todos son distintos. La agenda temática específica la pones tú!