El alba está pronta a dibujarse en mi mañana y miraré tus
ojos…
Observaré un nuevo brillo y mis oídos se alertarán por un nuevo
llanto que audible o silencioso me hablará del misterio de otra persona
introduciéndose en el abrirse, voltearse y cerrarse de las páginas de mi
diario.
Cuando supe apenas de tu inesperada venida, imaginé observar en
tu pequeño cuerpo las vueltas de la vida, el repetir de la historia, el reempezar
y ya nunca culminar de mi "ser mamá", con todas sus alegrías pero también con sus
frustraciones, el reabrir sin mucho
entusiasmo de los juguetes sencillos y libros de 4 palabras ya empolvados… en
caja, listos para agarrar otro rumbo en su destino. Imaginé sueños por ahora de
nuevo frustrados, planes detenidos, nuevas postergaciones, no anheladas…
El silencio me abrazó, por días y días, y cuando lo rompía,
recibía reacciones, muchas de ellas inundadas de prejuicios, de reproches por no haber tomado precauciones, o de forzosas palabra de "felicitación" que ocultaban
otros pensamientos y sentimientos, innombrables. Cuando esto ocurría prefería volver a mi
estado contemplativo y callado, escogiendo la ausencia, la invisibilidad, la
distancia…
Parecía que para muchos, el solo saber que la maternidad se gestaba de nuevo en los intersticios de mi ser, hacía que ya no cuadre en el estereotipo de madre "moderna", "trabajadora", "luchadora", "profesional", "preparada", "autónoma", de pronto parecían reincorporarme al estereotipo de madre abnegada, mantenida, sumisa, eterna ama de casa, etc., etc. Seguramente todos sus diálogos internos sobre quién creen que se debe ser en la vida, y qué tipo de mujer debe ser valorada y respetada, y cuál no, me los votaban a mí, que apenas estaba intentando asimilar lo que tu venida implicaría en mi vida. Sin embargo, al mismo tiempo recibí, aunque pocas, amorosas señales de franco afecto y de profundo respeto, lo que aliviaba inquietudes e iba desatando algunos nudos... Por supuesto, el amor, ternura e ilusiones del cómplice de este "desliz", sin duda reabrían caminos para el fluir del río de emociones detenidas...
Parecía que para muchos, el solo saber que la maternidad se gestaba de nuevo en los intersticios de mi ser, hacía que ya no cuadre en el estereotipo de madre "moderna", "trabajadora", "luchadora", "profesional", "preparada", "autónoma", de pronto parecían reincorporarme al estereotipo de madre abnegada, mantenida, sumisa, eterna ama de casa, etc., etc. Seguramente todos sus diálogos internos sobre quién creen que se debe ser en la vida, y qué tipo de mujer debe ser valorada y respetada, y cuál no, me los votaban a mí, que apenas estaba intentando asimilar lo que tu venida implicaría en mi vida. Sin embargo, al mismo tiempo recibí, aunque pocas, amorosas señales de franco afecto y de profundo respeto, lo que aliviaba inquietudes e iba desatando algunos nudos... Por supuesto, el amor, ternura e ilusiones del cómplice de este "desliz", sin duda reabrían caminos para el fluir del río de emociones detenidas...
Poco a poco, en el secreto de mi alma ya acompañada de
la tuya, observé despertarse la entonación de una melodía que me hablaba
de ti con exclusividad, con suspenso, con notas hiladas delicadamente, pero aún
sin letra, una armonía sin palabras, todas por incorporar, por descubrir… Entonces
noté en mi quietud que el abrigo del Dios creador, amoroso y presente en mi
historia estaba trayendo a nuestras vidas un “cántico nuevo”, que no tenía por
qué robarse estrofas ni coros de otras canciones, por bellas o famosas que
fueran, o por tristes, era una melodía sin palabras… estas solo surgirían a
partir del momento en que mire tus ojos…
La ilusión comenzó a hilarse delicada en mis entrañas, y el
amor a enrolarse sigiloso…
Hoy, a pocas semanas de mirarte e iniciar juntos el camino
de poner letra a esta tonada, quiero decirte que estoy lista para conocerte y
reconocerme junto a ti… para ir despacio descifrando tu misterio, para descubrir
tus claros y tus oscuros, tus altos y tus bemoles, la quietud de tus aguas o el
estrépito de tus olas, tu fuego y tu ceniza, tú ráfaga y tu brisa, tu vuelo y
tu descanso… estoy lista para observar también las luces y oscuridades que tus
ojos iluminarán de mí y en mi vida. Aunque con miedo todavía, estoy lista para
descubrir quién seré al cabo de unos años de tenerte a mi lado.
Me han dicho que tienes pene y no vagina… me han repetido tantas veces que eres “macho masculino”, “varón”, y no hembra, y con este
detalle muchos parecen querer explicarme quién eres, tus capacidades, tus
dificultades, y las que yo seguramente tendré al intentar acompañar tu camino: “los
niños son…” y comienzan los adjetivos, de todo color y forma. Pero, yo prefiero
simplemente disponerme a conocerte… liberarte de estereotipos y etiquetas, mirar
tus ojos, y dejar que ellos me hablen de ti…
Mi corazón está listo ya, haré sonar los mismos chinescos quizá
y reciclaré viejas canciones de cuna, pero no serán los mismos, pues serán para
ti… y serán desde otra Verónica, que ya no es la de los 30, ni la de los 35…
eres otro y yo soy nueva, de modo que sonarán distinto.
Estoy lista para descubrir lo que te provoca risa y lo que
te mueve al llanto, lo que alerta tus sentidos, lo que te asusta, lo que te
asombra, estoy lista para reabrir el cuento de Raúl cuando va al baño y
limpiar cuando fracases en sus consejos… Estoy preparada para que comas a gusto
algunas cosas y escupas otras… para cuando quieras dormir y para cuando insistas
en imponer tus horarios, para tus días saludables y para tus gripes y
malestares… ,para tu calma y obediencia o para tus disgustos y berrinches… Reabriré
los rompecabezas de cinco piezas, contaré por …gésima vez “Kiki el pollito Ki”,
los cuentos del “Osoleo”, las aventuras de “Topacio”, “El romance de la
Duermesiempre”, “Tormenta de arroz”, y toda mi biblioteca de niños, pero esta
vez lo haré para ti, desde mi nueva Yo, y eso hará que sea distinto.
Ven libre, confiado, ven a vivir tu vida en compañía de la
nuestra, pero sin la obligación de aliviarnos las angustias o ir al ritmo de mis
prisas. Seguiré con mis planes y sueños personales pero encontraré junto a tu
papi y hermanas, y junto a quienes amamos y nos aman, la manera de introducirte
en ellos sin forzarte… sin dañarte.
Contigo René Benjamín, “renacerán” las fuerzas, la
creatividad, la paciencia, la sabiduría… serán hechas nuevas para ti y para tus hermanas, seremos papá y
mamá renovados.
Te amo, profundamente, ya no importa cuáles sean las
palabras que tus ojos y tus días coloquen a esta melodía.