Si pintaras tu vida, papá,
en las paredes de un laberinto,
fácilmente se llenaría
con la fascinación de
"Star wars",
la sabiduría y coraje de “Corazón
Valiente”,
la lucha esforzada de "En busca de la felicidad"
la audacia de
"Maverick"
la magia de “Harry Potter”
más otros muchos faroles, esbozos y caricaturas.
Pero, al fondo,
en la pared más grande,
justo antes del fin,
aparecería en gigante tu
pequeña, Mía Daniela,
pues su pintura te hace resumir
toda la esperanza y color
traído desde lejos,
todo lo mejor que has hallado
en la vida,
que tu propio Padre te lo dio,
y ha dado impulso a tu caminar
constante y certero.
Gracias Papá René por
entregarle a Mía, cada día,
todo tu mundo traducido en guía
y amor para ella.
Te amo.