domingo, 11 de enero de 2009

Despertando a la niña...



Niña, no sé si un día exististe,
no sé si alguna vez se te permitió
desatar la fantasía de tu mente
o dejar correr tus sueños.
¿Hubo algún entusiasmo notorio en tus mejillas
que no haya sido opacado por las frías
e indebidas responsabilidades asignadas?
¿Hubo alguna emoción libre
que anduviera descalza del miedo y la angustia?
¿Hay algo que merezca recordarse,
alguna razón para desenterrar ese
pasado dormido?

Niña, la mujer te necesita,
la mujer no puede hallarse si no te encuentra,
no puede entregar su belleza
a menos que se delate siendo la niña que no fue,
descubra la ilusión y esperanza que no tuvo
o que se confundieron fácilmente entre las realidades.

Si la niña debe vivir,
los desfases precoces de la crecida
deberán ocultarse entre la ingenuidad surgente de la infante.
Ya ella madurará con el tiempo,
Ya ella se fusionará con la vida
y completarán la mujer.

Todos los vestigios de la no niña
habrán de aparecer quiera o no.
Mejor si te ayudo a vivir,
A vivir en la mujer.

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